(microrrelato inédito)
El artificiero miraba los cables que salían de la bomba una y otra vez, mientras sujetaba los alicates visiblemente nervioso.
―Mmm... creo que hay que cortar el cable rojo, pero no estoy seguro― dijo al fin.
―¿Sólo lo crees? ―le respondió su mujer―. Recuerda la que liaste la última vez, que vinieron hasta los bomberos por la inundación que provocaste.
―Oye, no me agobies, que lo mío son las bombas de relojería, no las bombas de agua.
―¡Excusas, siempre excusas!
El artificiero
4 dic 2008
Publicado por Óscar Camarero en 22:33
Etiquetas: -Narrativa, Microrrelatos
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2 comentarios:
Jjajaja si es que los cables rojos siempre traen desgracias. Igual que los botones rojos que solo sirven para la autodestruccion de la nave, la base o cualquier cachibache :)
Bienvenido por estos lares, Juan. Es un placer tenerte por aquí.
Efectivamente, el rojo es sinónimo de peligro. ¿A quién se le ocurre cortar un cable rojo? Sólo a un torpe como al del relato. :)
Ojalá nunca necesitemos de sus servicios como artificiero. :D
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