Nota del Autor

18 ene 2010

(poesía inédita)

Me acusas de usar un lenguaje soez,
cuando sólo lo uso de tanto en cuanto.
De usar sangre como tinta,
y piel como papel.
De gritar a la luz,
de esconder la señal de SALIDA
en cuanto entras al primer verso.
Quizás es que te horroriza que dé voz al horror,
a la violencia,
que vive prisionera en las mentes;
o me culpas de darle
las llaves de la prisión,
de soltarle los grilletes,
y ofrecerle la ocasión
de habitar en mis versos.
Mejor dame las gracias, ingrato,
por sacar a pasear a este cabrón,
por vaciarte de él aunque sólo sea un rato,
y mostrarte que no sólo habita en ti.
Que no estás enfermo,
o que al menos,
no eres el único enfermo.
Léeme, yo también le conozco.
Salta de uno a otro renglón
riendo como un demente,
atraviesa las páginas
a medida que las pasas,
y le crees observarte.
Te diré un secreto: no es otro, es tú,
pero puedes encerrarle
con cerrar este libro. Adelante.*


*los dos últimos versos son una adaptación libre de otros de Luís García Montero.