HÉROES, un poemario mítico (reseña, por David Mateo, alias Tobías Grumm)

8 abr 2008

David Mateo es autor de las novelas Nicho de Reyes, El último dragón y Encrucijada de intereses, pertenecientes a la saga La tierra del dragón, que se concluirá con la novela La Senda del Hechicero.


Conocí a Óscar Camarero cuándo estaba metido en esa magnífica web que era Los Manuscritos Perdidos. Por aquel entonces yo daba mis primeros pasos literarios y él se brindó a publicarme algún cuento o libro en el e-zine. Al final, el tema no se concretó, pero desde entonces hemos mantenido esa relación circunstancial y atemporal que nos une a todos aquellos que orbitamos alrededor de este maravilloso mundo literario.
Sabía de la pasión que Oscar albergaba por el género fantástico, no en vano le publiqué un cuento sobre samurais en la extinta Tierras de acero MGZN, de lo que ya no tenía idea era de la maña que el autor catalán se gasta a la hora de elaborar poesía. Cuando «Héroes» cayó en mi poder, me dejó sorprendido. Servidor no es que entienda mucho de poesía, pero cuando se lee un libro sin tregua, de principio a fin, eso significa que engancha y que transmite. Y seamos claros: ¿acaso la poesía no se concibe para ese fin? Hacer sentir al lector.
Las páginas de Héroes (Editorial @becedario) albergan once romances y un poema de métrica libre, todos ellos con una temática común: la épica. Desde un gladiador que derrama su sangre en la arena durante una batalla brutal, hasta la sonrisa fantasmagórica que nos devuelve un lago encantado. Mención especial merece el poema: El sueño del escocés, un dechado de virtudes que habla sobre la nostalgia en la hora postrera antes de la batalla. Cada estrofa de este poemario es pura lírica; decadente, brutal, mágica, triste, enaltecida, porque, al fin y al cabo, eso es la épica: la exaltación de los sentidos. Y Oscar Camarero cumple con creces ese cometido.
Mención aparte merecen las ilustraciones que adornan el libro: Paco Rodríguez, Jaime Calderón, Juan Espadas, Sergio Ariño, Bruno Redondo, Vicente Ibáñez, Javier Lara, Enrique González, Manuel Calderón, Sergio Bleda, Israel Parada y Jordi Borrás. Y, por supuesto, la portada de López Espí, con un aire clásico que nos trae a la memoria la cartelería de todos esos míticos films de gesta de los años cincuenta, con Robert Taylor o Errol Flynn. También cabe destacar el prólogo del dibujante argentino Ciruelo Cabral que recoge la síntesis de lo que es el libro.
En definitiva, un plato delicioso para degustar en los momentos de solaz tranquilidad y que nos transporta a esas gestas maravillosas con las que todos alguna vez hemos soñado.

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