(dos microrrelatos inéditos)
La fábula del bromista
Los turistas le preguntaron por el hotel Palace, y él les mandó en sentido contrario. Luego se fue a su casa.Los turistas llegaron a su destino sin problemas; a él le costó un poco más: tardó en comprender que había circulado en sentido contrario.
Moraleja: Si eres tonto, no intentes ser bromista. Puedes liarte.
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La fábula del bromista (II)
Los turistas le preguntaron por el restaurante Katmandú, y él les envió a la otra punta de la ciudad.
Luego se maldijo por estúpido: acababa de perder cuatro clientes.
Moraleja: ¡Que no lo intentes, coño!